Poema de David Sanchez
Los acontecimientos sucede
en la dimensión de los espejos.
A este lado se detienen
las llaves sobre las cartas del banco
camino del dormitorio,
los zapatos
descalzan silencios
junto a una advertencia de ropas
que se ignora al llegar,
no hay manuales
para naufragios en tierra,
sólo el instinto
y cubrir con las manos
la vía.
A partir de ahí todo es mar.
Hay ojos así,
pupilas de fondo líquido,
capaces de emerger al cabo del día
con vocación de velero. Hay
entregas así,
librando amarres por dentro,
capaces
de vivir y amar con la serena
profundidad del hundimiento.